Nuestra capacidad de amar depende del ambiente afectivo en el cual transcurrimos los primeros años de vida. Es propio durante la infancia que se crea un mapa conceptual entre mente y cuerpo que influirá sobre nuestra capacidad de amar y de probar emociones.

Aquello que nos rodea durante la infancia dejara una marca que durara toda la vida y desde la cual dependerá nuestra actitud a crear relaciones emocionales y sociales. Y esto vale sobre todo para la capacidad de amar y de ser amados.

El afecto demostrado de los padres aumenta la autoestima del niño y favorece el desarrollo de una personalidad armoniosa. A través del amor, los padres transmiten como manejar los miedos, desarrollando la capacidad de adaptación del pequeño para hacer frente a las variadas emociones.

Realizar esto nos hace comprender la importancia de amar a nuestros hijos y de educarlos al respecto, la empatía, como conducir la rabia, la ira, la adaptabilidad, la confianza en uno mismo! Leer más…